Guerra e pace ()
IRAKLa guerra en los comentarios de los católicos europeos
¿QUÉ SENTIMIENTOS EN LOS TIEMPOS DEL IMPERIO?
La piedad por los muertos. El dolor por las destrucciones. La preocupación por las ruinas bajo las cuales ha sido sepultado los derechos internacionales. La rabia por la injusticia exaltada como verdad absoluta e incontestable. Pero también la esperanza surgida en muchos por el movimiento planetario que no teme oponerse a la soberbia de los “liberadores”
por Paolo Moiola
“Una guerra que no tenía que haber sido -dijo Mons. Michael Sabbah, Patriarca de Jerusalén-, nada justifica que un país, cualquiera que sea, invada otro país. Si cada nación pudiera o tuviese el derecho de ocupar otra porque es más débil o porque se afirma que es mala, entonces sería el fin del mundo. ¿Quién puede establecer los criterios de bueno o malo? Esta guerra no tenía que haber sido y ahora tiene que terminar lo más pronto posible, porque continuar significaría seguir matando y llenando los corazones de odio”. “Heridas profundas -escribió el Osservatore Romano, diario de la Santa Sede- marcan el rostro de la humanidad del tercer mileno. Son las marcas indelebles del dolor impreso en los rostros inocentes de los niños heridos por la guerra. Son las cicatrices difíciles de cerrar en los corazones de los familiares de las victimas. Son las trincheras de odio cavadas entre los pueblos. En ciudades destruidas por los bombardeos en cuyas calles se mata sin piedad a hombre, mujeres y niños que buscan desesperadamente huir hacia metas desconocidas y no menos peligrosas…”
¿El Papa, amigo de terroristas y dictadores?
Los defensores de esta guerra (una minoría absoluta en cada país, excepto en los EE.UU.) pensaban dominar fácilmente el movimiento pacifista mundial. En cambio no fu así. Para desplazarlos contribuyó de una manera sustancial el Papa en persona que, desde el comienzo de la crisis, no dejó nunca de gritar sobre esta locura de la guerra.
“Frente al testimonio cristiano en contra de la guerra -escribió el P. Enzo Bianchi, abad del Monasterio de Bose- los que suponían que la Iglesia se hubiese reconciliado con el poder del libre mercado y homologada a la ideología occidental se quedaron frustrados y desilusionados. Todos los día aparecen en los medio de comunicación críticas al Papa, o para hablar de distinciones, o interpretar reductivamente su palabra: el Papa no es pacifista, el Papa es contrario pero no condena esta guerra en contra de Irak, el Papa se distancia del pacifismo de amplios sectores del mundo católico… Salvo ser puntualmente desmentidos por nuevas intervenciones del mimo Papa.
¿Dónde encontrar la verdad?
Como se sabe la vedad es la primera victima de la guerra. Se nos eriza la piel pensando que habría sucedido si la información hubiese sido limitada a las noticias provenientes de las compañías televisivas norteamericanas como por ejemplo la CNN, o la Fox News (casualmente es la compañía preferida del Secretario de Defensa Donald Rumsfeld) o por los editoriales del Washington Post o por las resúmenes de los periodistas acreditados que viajaron junto a las tropas angloamericanas.
Los bombardeos habrían sido operaciones quirúrgicas; lo civiles muertos lamentables efectos colaterales; la resistencia al invasor terrorismo; los scud iraquíes armas de destrucción de masas; las ayudas humanitarias el verdadero objetivo de la guerra. Por suerte el monopolio de la información estadounidense fue quebrantado especialmente por la televisión árabe Al-Jaseera, contrastada por los contrincantes y que pagó su presencia en el lugar de la batalla con la sangre. No ha sido la única.
El 8 de abril un tanque estadounidense mató a dos reporteros de la Agencia Reuters, que estaban trabajando el Hotel Palestine, donde se alojaba la mayoría de los periodistas de agencias independientes. “Estamos indignados, dijo Reporters sans Frontiers (la mayor organización internacional por la libertad de prensa), por la actitud del ejército americano cuyo comportamiento con los periodistas fue cada vez peor especialmente con aquellos que no eran oficialistas”.
“En tiempo de guerra, escribió el P. Julio Albanese director de MISNA, la información puede causar efectos devastadores en la conciencia de mucha gente. El lenguaje usado en ciertos estudios de la comunicación, se parece al de las tiras cómicas donde mueren los malos y ganan los buenos”.
Por ejemplo: quinientos muertos iraquíes no merecían ni siquiera una palabra, porque eran soldados de un dictador, mientras que pocos muertos de los aliados ya se transformaban en héroes.
¿Dónde están las tan proclamadas armas de destrucción masiva de Saddam (químicas, bacteriológicas, etc.)? Si existían, ¿Por qué no fueron utilizadas? Tal vez en este punto es deseable que se encuentren lo más pronto posible, de lo contrario los ganadores podrían tener la tentación de ir a buscarlas en otros países.
¿La guerra cómo instrumento deliberación?
¿Fue una guerra de liberación para echar al dictador Saddam e imponer la democracia occidental al pueblo de Irak?
“Que los responsables, escribió Mons. Shlemon Warduni obispo auxiliar de Baghdad, de esta agresión al pueblo iraquí escuchen el llanto de los niños, la desesperación de los padres que sufren y el horror de las muchachas y jóvenes; que oigan el sufrimiento de los iraquíes, que terminen de enviar misiles y bombas. Nosotros los responsables de la iglesias cristianas, junto a nuestros hermanos musulmanes de Irak, agradecemos a todos aquellos que trabajan para detener la agresión en contra nuestra y especialmente al Santo Padre Juan Pablo II. Pedimos continuar con oración y con una asidua tarea para influir sobre aquellos en cuyas manos está la decisión de la cesación de esta injusta agresión en contra de este sufrido pueblo, y causa de la muerte de niños, ancianos, mujeres, enfermos, mientras que nuestros jóvenes deben, en el frente de batalla, defender con lealtad su patria”.
Ahora veremos como los anglo-estadounidenses actuarán, como manejaran la transición hacia la “democracia”. Veremos cual será el rol de las Naciones Unidas humilladas como nunca en su historia.
Dicen: ¿Vieron como los iraquíes festejaban la entrada de nuestras tropas en Bassora, Baghdad y en otras ciudades. Aparte de las legítimas dudas sobre la cantidad numérica de esa muchedumbre que festejaba, después de doce años de embargo y semanas de bombardeos, miedos, muerte, destrucción, quién no habría festejado el fin de semejante vivencia del terror.
La foto de la destrucción de la estatua de Saddam dio la vuelta al mundo. El miedo es que nos acordemos de esa imagen y olvidemos los miles de muertos, casi todos iraquíes, las enormes destrucciones, la perversa ideología de una “guerra preventiva”, la peligrosidad del “unilateralismo estadounidense”.
Tal vez valga la pena recordar lo sucedido en Afganistán. ¿Cuánto tiempo duró la felicidad del pueblo por la caída de los talibanes?
¿Qué botín para los ganadores?
Un ganador siempre encuentra razones para proclamar su propio éxito y para atraer a cantidad de aduladores. ¿Quién se subirá ahora al “carro de los vencedores”?
Ya están allí desde hace mucho tiempo las industrias estadounidenses que reconstruirán Irak.
“Para hacerse una idea de como trabajan los americanos, escribió el semanario Familia Cristiana, la Agencia Estatal para el Desarrollo ha concedido la licitación para reconstruir el puerto iraquí de Um Qasr mucho tiempo antes de que las tropas americanas lo hubiesen conquistado. ¿Y las ayudas para la emergencia? El pueblo iraquí ya sufrió demasiado para soportar también la humillación de bienhechores que dan limosnas para someter las conciencias de los que sobrevivieron a las bombas inteligentes y no tienen porque mendigar las migajas de nosotros los ricos epulones.
Dicen: Esta guerra eliminó a un dictador que favorecía el terrorismo internacional. A parte del hecho de que esta acusación nunca fue probada ¿habrá verdaderamente menos terrorismo con un protectorado estadounidense enquistado en un país islámico al centro de medio oriente y muy cerca del polvorín israelí-palestino?
“Todas las naciones ricas, explicó Mons. Sabbah, si realmente quieren combatir el terrorismo, tienen que realizar un examen de conciencia, preguntándose que rol tuvieron en la formación de lo terroristas. La injusticia, la opresión de los pueblos más pobres, la inicua distribución de los bienes, todo esto produce terrorismo. ¿Quién es el responsable? Ciertamente el terrorista, pero más aún quien es causa de la formación del terrorista”.
“Los EE.UU., escribió en el 2000 el profesor Chalmers Johnson, de la universidad de California, tendría que ejercer su liderazgo a través de la diplomacia y ejemplo en lugar de usar la fuerza militar y los apremios económicos. Muchos líderes americanos parecen convencidos de que si se desmantelaran aunque sea una sola base norteamericana fuera de su territorio o si se permitiera que aunque sea un solo país manejara libremente su economía, el mundo se desmoronaría al instante. Tendrían que entender que sus esfuerzos para conservar una hegemonía imperial terminan inevitablemente creando múltiples formas de rechazo”.
Entonces: ¿Hay que retirar las banderas de la paz y guardarlas en los cajones hasta la próxima guerra preventiva? ¿Tendremos que desanimarnos de que a pesar del extraordinario frente pacifista ganaron Bush y sus amigos?
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